jueves, 4 de abril de 2013

Entrevista con Jochen Weber


Entre las citas obligadas en la feria de libros para niños de Bolonia no debe faltar la visita al stand de la Internationale Jugendbibliothek, donde cada año se presenta la selección de los White Ravens, que reúne los mejores libros en diferentes lenguas que han sido enviados a la Jugendbibliothek durante el año. 
Esta lista que presenta “libros en más de 30 idiomas, ha ganado reconocimiento porque destaca las tendencias de la literatura infantil y juvenil en una escala internacional”. Este año, la selección de 250 libros incluye 16 de América Latina, distribuidos de la siguiente manera: 3 de Argentina, 5 de Brasil, 2 de Chile, 1 de Colombia, 4 de México y 1 de Venezuela. 
En virtud de que nos interesa destacar la participación de América Latina en este catálogo, le pedimos a Jochen Weber responsable de la sección de lenguas romances de la Jugendbibliothek que compartiera con nosotros algunos comentarios que orienten a editores y creadores acerca de cómo se hace la selección y cuál es la visión que se tiene del sector editorial infantil latinoamericano. 
Fanuel Hanán Díaz: Hola Jochen gracias por concedernos unos minutos para conversar con nosotros sobre la lista del White Ravens, coméntanos un poco cómo se lleva a cabo este proceso de selección. 
Jochen Weber: En la Jugendbibliothek recibimos alrededor de 10 mil novedades al año. Uno de nuestros principales objetivos es conservar los libros para el público, por eso se catalogan y se conservan en nuestro acervo. Se realizan también muchas actividades alrededor de estos libros. 
Entre las actividades más importante está esta lista de los White Ravens, que en realidad no se trata de un premio sino de una lista de libros que nos han parecido destacados. Los lectores de cada sección lingüística hacen su selección; la de este listado corresponde a los libros del 2011 y 2012. 
Los libros tienen que ser originales, no traducciones. A veces se considera el hecho de que sea un texto ya escrito pero nuevamente editado o ilustrado, como es el caso del libro Árboles que reúne un texto de Benedetti con ilustraciones de Javier Zabala (Libros del Zorro Rojo, España) o el caso de Caperucita Roja que hace dialogar a un texto clásico de Gabriela Mistral con ilustraciones de Paloma Valdivia (Amanuta). 
Fanuel Hanán Díaz: Y cuéntanos un poco ¿cuáles son los criterios que utilizan para esta selección, qué toman en cuenta para incluir estos libros? 
Jochen Weber: Se toma en cuenta la calidad, de los textos y de las ilustraciones, pero también su sentido de innovación. Otro criterio tiene que ver con el estímulo editorial cuando se trata de editoriales nuevas. A veces hay editoriales muy pequeñas que no logran difundir sus libros fuera de su país y en este caso es una oportunidad. Nos fijamos en muchos aspectos, puede ser que sea un tema interesante o que el tratamiento se haga de una forma innovadora o que pueda interesar a lectores de otros países. 
Fanuel Hanán Díaz: ¿Y cómo realizan la selección propiamente? 
Jochen Weber: No tenemos un jurado, la selección cuenta con los lectores de cada sección. Yo, por ejemplo, no podría decir nada sobre el texto de un libro escrito en japonés. Es una forma de reunir los destacados de la colección en un año. Si tomamos en cuenta la cifra de libros que nos llegan, 250 títulos es una pequeña muestra, de allí su importancia. América Latina en el contexto iberoamericano tiene un mayor porcentaje, pues España tiene 9 títulos y Portugal 2. 
Fanuel Hanán Díaz: Y podrías comentarnos, de acuerdo a tu visión, qué le falta a la literatura infantil latinoamericana o qué se le agradece. ¿Cómo se entra a un mercado europeo? 
Jochen Weber: Te voy a responder desde el contexto alemán. Hay pocos formatos en el renglón editorial, no encajan con los deseos de las editoriales. En Alemania está interesados en novelas, por lo menos de 150 páginas, los editores consideran que tienen que ser libros de “peso”. Es más fácil entrar con novelistas en el mercado alemán. Luego de que se haya posicionado un novelista entonces es posible ser publicado en una antología, por ejemplo. De América Latina no llegan muchas novelas, de Argentina sí, quizás también de México. Acabo de reseñar una novela de Inés Garland, Piedra, papel o tijera, es una adulta que cuenta su niñez, se teje como un lazo invisible en el relato. Los críticos en Alemania están descubriendo esta novela. Las editoriales no presentan esta continuidad de publicar permanentemente autores latinoamericanos. Al editor alemán le falta paciencia, tienen que vender y si no lo venden no lo adquieren. Falta tiempo para desarrollar a un autor, cuando comienzan las novedades por ejemplos a los 3 o 6 meses las retiran del mercado. Al editor latinoamericano, por su parte, le falta tradición, no tienen mucha experiencia en vender derechos, cooperar con agentes literarios 
Fanuel Hanán Díaz: ¿Y con respecto al álbum? 
Jochen Weber: Este sector es notable, editoriales como el Fondo de Cultura Económica, Tecolote, Ekaré, Conaculta. Hay editoriales que se atreven más que los editores alemanes, proyectos que me parecen más arriesgados, que no sé si se vende. No es fácil llevar esos libros a Europa, para editoriales más pequeñas como Amanuta de Chile. A veces es difícil posicionar libros que tratan un tema latinoamericano, la cultura latinoamericana, la pobreza, la dictadura, los niños de la calles o indígenas en peligro de extinción, la naturaleza, la selva.. claro hay una imagen congelada de los años 80 de lo que es Latinoamérica. Creo que es interesante explorar sobre eso, pues también ocurre lo mismo con la idea que se tiene de otras literaturas, como las europeas. Ya no hay una distinción de lo que es puro en una cultura, por ejemplo vemos que en Brasil algunos libros incluyen elementos japoneses, porque hubo una importante inmigración japonesa que dejó sus huellas. No me atrevería de decir que un libro es típicamente latinoamericano por algo en específico, nosotros recomendamos un libro porque es bueno, no porque es latinoamericano o mexicano.

viernes, 1 de marzo de 2013

Ilustradores de Latinoamérica - Construcción de Identidad


Alekos (Colombia)

Quizás no soy el más indicado para una demostración de identidad, aunque siento que en el fondo todo lo que hago lleva una marca, que se filtra por entre todo lo que produzco, sea cual fuere el arte u oficio. Me hice así y eso ya no tiene vuelta atrás. 

Quizás esa sea mi tarjeta de identidad. Igual a lo que me pasa con la ilustración, me pasa con la vida: no puedo con la rutina, no soy de un solo oficio, de una sola técnica, y por tanto tampoco de una sola manera de estampar una imagen.

Cuando tengo un texto para ilustrar empiezo por mirar otras cosas: libros, artistas que me evocan el texto. Soluciones de imagen que encuentro cercanas. Si no es una técnica conocida, intento desvelar, pillar su médula. A veces cuando no la descifro, busco crear una parecida y por este camino es normal que encuentre sorpresas: técnicas curiosas, expresiones novedosas.

Igual ocurre con la intención de la imagen: no soluciono todo con el mismo muñequito –por llamarlo de alguna manera -, cada texto o libro me sugiere una técnica particular y una expresión personal , la “idiosincrasia” de cada libro. 

Al final cada libro resulta diferente. En mi opinión así debe ser, los libros van a los escaparates y a las bibliotecas a venderse solos. Y cuando llegan a las casas es más clara su situación. 




Alex Lago (Cuba)
Considero que el tipo de identidad que uno llega a desarrollar, esta muy ligada a la vida, la cultura y a las preferencias del artista, y depende en alto grado, en el caso de la ilustración para niños y jóvenes, de los mundos y vivencias que nos fueron nutriendo como individuos en los primeros años. De modo que toda la gama de experiencias de la infancia participa en este hecho.
En lo personal, yo nunca hice un gran esfuerzo por construir una identidad, de hecho, mi formación me preparo mas para ser un pintor de estilo ilustrativo ( por el que me inclinaba naturalmente), que para ilustrar textos. Formalmente más tendiendo a lo clásico y con más énfasis en la ideación, que para ser un ilustrador (eso vino después), de formas novedosas y distintivas. Lo cierto, es que mucho antes de estudiar yo contaba historias con todo lo que dibujaba, sin saberlo, y se podría decir que tenía ya una identidad marcada formalmente con esos tintes. En mi caso, no sé si conoces, que además, he desarrollado un camino como pintor, en el que he extendido una propuesta formal y conceptual muy vinculada al mundo de mis ideas y nociones, sobre la fluida relación, que existe entre el conocimiento de corte trascendental, la experiencia diaria y la ideación mítica. Este camino ha existido paralelo a la ilustración. Y diría que ambas direcciones se apoyan y nutren mutuamente, aun cuando la ilustración lógicamente tiene más condicionantes. Espero que algún día, ambas sendas se fundan plenamente, como me gustaría, ya sea porque se pongan en mis manos textos de ese espíritu o porque yo mismo termine escribiéndolos.
Mi identidad como ilustrador, tiene mucho que ver con la universalidad que alimento mi niñez, con la extraordinaria tradición lírica  visual y poética de mi país, con la influencia que lo mejor del arte de Europa del este, tuvo en mis años de infancia. Podría nombrar muchos de los grandes artistas que dejaron su huella pero sería una larga lista. Mi lenguaje es también deudor de la llamada ilustración inteligente, que tiene mucho de elíptico y que sugiere mundos o acciones paralelas al texto, aun cuando este no las nombre. Es muy importante el medio y la técnica que empleo, básicamente la acuarela y el collage. El hecho de trabajar con agua, da cierto carácter al lenguaje que ya connota expresivamente. El agua habla de la fluidez de las situaciones, de su dinámica intrínseca. Mis imágenes, por lo general ,todas se mueven. Lo mismo, pero mas evidente, sucede con el apoyo que encuentro en el collage que aporta más elementos escenográficos y a la vez lúdicos.
En cuanto a la forma, nunca perseguí que fuera distinguida de otras, sencillamente me deje fluir con lo que se manifestaba en mi expresión. Ha sido el resultado de un devenir y también de la comprensión que intento tener de los textos y en ello he actuado flexiblemente, involucrando a veces motivos conceptuales, que no se muestran a primera vista pero ahí están. Doy mucha importancia al abordaje conceptual del texto a través de las imágenes que planteo y al hecho de que sean portadoras de información , especialmente con un sentido cultural.

Luis Garay
Cuando inicie esta carrera, ya en Canadá visite bibliotecas y librerías para ver libros infantiles, me di cuenta de que no había nada latino y que dominaba ilustración occidental. La primera editorial con la que trabaje me pidió hacer un libro sobre mis experiencias como inmigrante y así fue: Aquí empiezo a plantear lo que yo conocía mejor, mis costumbres, para crear mis ilustraciones partí de algunos elementos de mi entorno. Con el tiempo me fui dando cuenta deque era necesario representar a Latinoamérica de una forma digna y también supe que esto se podría lograr a través de una imagen bien lograda o bien presentada, claro, estaba creciendo todo un mercado de latinos en Norteamérica. 
Una de las cosas que me fue despertando ese amor y conciencia latina, fue la experiencia de vivir en un país de habla y costumbres ajenas. En Canadá a visión que tienen de Latinoamérica es como un todo, como un solo territorio, no como países individuales. Esto me dio una visión completamente amplia de lo que somos nosotros, llevándome a investigar más sobre las culturas que le dan forma a esta parte de nuestro continente. 
Hasta hoy he abarcado libros de diferentes temas como migraciones, problemas sociales y de nuestras raíces ancestrales. Pienso que el tema te ayuda a lograr lo que será tu identidad en tu obra. Identidad para mí es sinónimo de raíces y partiendo de esto todo se torna un compromiso. 
Para la elaboración de una de mis ilustraciones parto de lo que tengo en mi entorno, pinto lo que mejor conozco, ya que esto le da mucha credibilidad a mi obra porque de verdad lo siento. Siempre me he preocupado por dar lo mejor de mi y cada cosa o elemento que decido introducir tiene que ser muy bien cuidado por mi técnica: tintas y acuarelas. Esta ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de mi obra, lo que siento que me ha permitido acercarme mucho a la realidad de lo que quiero plantear, pero también considero que he logrado una voz propia, ya que le ha dado mucha personalidad a mi trabajo, rompiendo con los esquemas de una obra muy gráfica  llevándola a otra magnitud que es la ilustración pictórica, con esto he podido lograr, para mi satisfacción, una obra mas completa, me refiero a la temática y lo gravitatorio de las imágenes. 
Mi propuesta como latino es que quiero que las futuras generaciones tomen conciencia de que no teman en plantear lo que les pertenece y que lo hagan de una manera digna, que se puede y que todo esto puede llegar a ser universal. Así como a través el tiempo hemos aceptado ilustraciones de otras culturas, pues también las otras culturas pueden llegar a aceptar lo que nosotros hacemos. 
Toda ilustración esta formada por un lenguaje y es el de la pintura: color, línea, perspectiva, proporción, etc. Hablando de los colores, pues estoy muy claro que son fundamentales en lograr lo que quiero decir con mi obra. América Latina tiene colores tanto brillantes como opacos y esto depende de las luces y de los ambientes, claro, el tema me dicta los colores que tengo que utilizar. La línea también le da forma a las imágenes y en mi obra, en algunas de ellas, introduzco una que no es ni recta, ni curva, sino que es una línea irregular, esta última caracteriza aquello que nos acusa de ser países tercermundista y que nos ubica en otra dimensión. 
¿Por qué esto de los temas sociales? a veces se me acusa de plasmar lo que no debo de América Latina, pero la verdad es que es parte de nuestra realidad y si lo hago no es con el fin de incomodar a nadie, sino de despertar conciencia; tenemos que poner de nuestra parte para tratar de erradicar el mal de la pobreza, nadie quiere ser pobre. 
Sobre lo ancestral, en libros como el Polo Vuj y ahora Quetzalcoatl, pues pienso que representan aquella magia que nos caracteriza como latinos y que además siempre está con nosotros, lo otro importante de esto es que es una continuidad de nuestra historia, el pasado y el presente, solo así podemos entender lo que en realidad somos: SÍNTESIS. 

Roger Ycaza (Ecuador)
Una de las cosas más complicadas, desde mi punto de vista, creo que es lograr una identidad propia, como en el cantante, una voz propia. Yo no sé si lo he conseguido y la verdad es que ya no preocupa tanto como en un inicio.
Durante todos estos años de trabajo he ido nutriéndome de todo lo que ha estado a mi alrededor, todo, eso me ha dado fuerza para seguir buscando y experimentando.
Cada vez que me enfrento a un nuevo proyecto trato de darle un mirada particular tratando de no repetirme, lo cual no es fácil, y sin darme cuenta, mientras voy transitando este camino, he ido dejando una señal que podría llamarse identidad, algo que me hace único y al mismo tiempo me acerca a mi lugar, Ecuador, Latinoamérica.

Paloma Valdivia (Chile)
Personalmente pienso que la identidad es algo que se va desarrollando con el tiempo, tras la búsqueda de una voz propia, años de trabajo y perseverancia. En mi caso particular, siempre me gustó dibujar, era una de mis actividades favoritas desde que tengo recuerdo. El bagaje visual que tenía de pequeña era más bien de cuadros y fotografías, de gráfica popular chilena y latinoamericana. Descubrí los libros álbum y la ilustración como oficio alrededor de los 20 años, desde ese momento decidí profesionalizarme y comenzar a coleccionar y consumir todo tipo de ilustraciones. No soy una buena dibujante del natural por lo que atribuyo mi identidad más bien a mis carencias como dibujante que a mis méritos. Figuras más bien geométricas, perspectivas inventadas o casi inexistentes, fondos sugeridos más que llenos.
Mis primeros referentes directos fueron las figuras precolombinas de culturas como la Nazca, Maya o Azteca. Posteriormente descubrí que todo el arte popular hacía sentido en mi trabajo. Siento que el arte de alguien que no tiene conocimientos específicos es puro y directo, casi infantil y me sentí reflejada en él. La pintura rupestre, los dibujos de telares precolombinos, bordados de mujeres de comunidades indígenas o pintores como Henri Rousseau reflejan de manera honesta su imaginario con las herramientas que tienen a mano, con fuerza y pasión.
Estudié diseño en la Universidad, esto también ha marcado mi estilo de ilustrar, creo las imágenes más bien como armando un cartel o afiche, muevo las piezas hasta que siento que están en su lugar. El color juega un rol muy importante, puesto que con él logro transmitir lo que no logro por otro lado.
El año 2006 estudié un pos-título de ilustración en la Escuela de Diseño y Arte EINA de Barcelona. Escogí esta ciudad puesto que la mayoría de los libros que me gustaban venían de España, principalmente los de Editorial Kalandraka, que hasta entonces, era mi editorial favorita. Para un ilustrador autodidacta que viene de un país emergente, llegar a una ciudad cosmopolita donde hay un mercado en movimiento en torno a la ilustración y cientos de grandes ilustradores dueños de una voz personal con los que podías formarte y toparte a diario. Era un sueño. Durante dos años tuve la suerte de ser ayudante de Miguel Gallardo, gran ilustrador catalán, que me enseñó muchísimo y me motivó a convertirme en autora de mis propios libros.
Durante los 6 años que viví en Barcelona estudié todo lo que pude, serigrafía, grabado, escritura, animación, catalán y me hice miembro de la Asociación de ilustradores profesionales de Catalunya, de la cual terminé siendo miembro de la junta. El Apic me ayudó muchísimo en temas prácticos, legales y de marketing personal.
En ese lugar, descubrí también ilustradores contemporáneos que han marcado mi trabajo y que cuando los conocí se me abrió una ventana. Es muy difícil no caer en el deseo de copiar, lo hice en mis inicios, pero también con el tiempo, se logra afinar esa copia abstrayendo y haciendo propio el sentido y la emoción de eso que descubriste y que tanto te gustó. Entre esos referentes están Sara Fanelli, Isol, Kitty Krowter, Wolf Erlbruch. Coincide en que todos ellos son también autores de sus libros. Lo que me maravilla en sus obras es que logran mezclar de manera bella y conmovedora sus textos e imágenes, libros álbum para mí perfectos.
Hace unos meses oí decir a Xosé Ballesteros, editor de Kalandraka, que percibía que todo lo nuevo en ilustración era proveniente de Latinoamérica. Quizás se debe a que en Europa la Escuela existen varias generaciones de profesionales nutriéndose de ellos mismos. Para él la ilustración Latinoamericana representaba un aire fresco y renovador.

Santiago González (Ecuador)
A pesar de que llevo ilustrando alrededor de 15 años, aún me siento como un recién llegado en el terreno de la ilustración. En gran medida se debe a que no vengo de una formación académica y a cambio la he complementado con cursos y talleres en los últimos años. Por eso todavía ensayo bastante con las técnicas y las formas, tengo una curiosidad algo exagerada sobre las posibilidades de representación formal de las imágenes, soy como un niño en una juguetería que quiere jugar con todo y rápido, porque no me va a alcanzar el tiempo para tanto juego. Entonces viene la razón y la necesidad de optimizar resultados, y para ello un gran aliado ha sido el libro como objeto ilustrado. Sea un álbum, un cuento corto o una novela, requieren de varias ilustraciones en una misma línea gráfica, seriadas, y ese ejercicio da consistencia a los ensayos que me propongo, tanto conceptuales como formales
Por supuesto la juguetería en que juego tiene paredes repletas de obras de muchos artistas. Pueden parecer muy disímiles entre sí, pero si busco un rasgo común en ellos, encuentro que quienes mejor me inspiran de un tiempo acá son los que construyen personajes con expresiones latentes, es decir, cuyas expresiones están ahí pero de una manera oculta, por descubrir o interpretar. Ese mismo carácter se extiende a toda la ilustración, cuando el escenario es incorporado como un actor más en la escena. Así, de alguna manera prefiero las imágenes no tan abiertamente alegres ni tristes, y esto hace que encuentre, a mi parecer, una identificación más próxima con artistas e ilustradores europeos, y más concretamente de la Europa del este. A cambio no me identifico tan directamente con la cultura colorida, emotiva y diversa de Latinoamérica, sin embargo de que la aprecio. Aunque de seguro que, por estar envuelto en ella, está actuando en mi obra a través de algún rasgo de color, forma, y técnica, capaces de expresar tanto.
Y así gracias a la ilustración de literatura, a la que he adoptado como un proyecto de vida, con un ojo puesto en mi propio oficio y otro en las imágenes que me rodean, pero sobre todo con la reflexión y conocimiento acerca de mi propia identidad, voy de manera cada vez más ordenada en la búsqueda de un lenguaje personal, de una identidad visual.

Isol 
Es interesante la pregunta, pero yo la desarrollaría al revés: mi identidad es la que genera el tipo de dibujo que hago, los temas que me interesan, etc. Es cierto que al crear estoy conectada con quién soy y cuáles son mis criterios, y estos se muestran "en concreto" en una historia o en una ilustración. Creo que el creador no puede realizar nada si no está siendo honesto con quién es realmente. Y también que el arte a veces nos ayuda a ver eso, qué nos pasa, quiénes somos, a través de lo que nos surge. En ese sentido creo que en mi trabajo hay temas recurrentes que tienen que ver con mi historia y mi mirada sobre el mundo. Justamente uno de esos temas es la identidad (ver "vida de perros", Tener un patito", Secreto de familia", La bella Griselda) y la mirada del otro.
Creo que eso define quizá a un autor; que su trabajo tenga que ver con una identidad particular y honesta, que hace que fluyan cierto tipo de obras y no otras. Con cierta investigación de los propios límites y curiosidades. Con dejar salir esas elecciones personales que son arbitrarias, que son juegos y descubrimientos personales que se ofrecen de esta misma forma al espectador.
Pero sí hay un aspecto en el que lo que produzco puede construir quién soy y es en la comunicación con los otros. Me doy a conocer mediante mi trabajo, muestro quién soy, qué me gusta, qué pienso, cómo me divierto o emociono. eso es lo que me parece emocionante de estar en contacto con la producción expresiva de otro: es echar un vistazo a su alma. Y eso no es poco.




Menena Cottin (Venezuela) 
Estas ilustraciones se caracterizan por un trazo libre y de fuerte contraste. 
La utilización de colores primarios (en las tres primeras) podría hacernos pensar en una influencia de Mondian y Calder, además nos recuerda a Matisse, no solo por la paleta sino por el carácter de papel recortado que tienen los dibujos. Sin embargo, el uso del amarillo, azul y rojo nos remite también al tricolor de la bandera de varios países latinoamericanos, incluyendo el mío, Venezuela. 
Me interesa lograr -con gran economía de recursos- una ilustración que cuente una historia, que comunique un mensaje y que emocione al lector. 
Juego con planos de fondo-forma y espacios positivos-negativos buscando una estética en donde, a pesar del uso de colores planos, se crean escenas animadas. 
Ilustraciones que representan nuestra fauna, nuestros paisajes tropicales o incluso actividades que realizan los niños de estas latitudes, hablan de nuestra identidad geográfica y cultural. Pienso que son muy diferentes de las que pueden brindarnos, por ejemplo, ilustradores del continente europeo o de países asiáticos.

Eulalia Cornejo
Mi trabajo está dedicado básicamente a ilustrar libros para niños. Los textos llegan a mí de distintos escritores, textos descriptivos, textos mágicos, cuentos sobre mi país, diferentes historias contadas por varias voces.
Yo trato siempre de acariciar las palabras y plasmar ternura en los personajes, quizás en eso consiste mi identidad. Desde niña dibujaba personajes con cabezas sumamente grandes y cuerpos pequeños, pienso que eso fue constituyendo un estilo en mí.
Un ilustrador se hace también del mundo que le rodea, del arte que consume, que mira, de lo cotidiano. A mí en particular me gusta mucho el arte africano y su geometría. El arte precolombino ecuatoriano también se le relaciona, en mis personajes he buscado también esta geometrización. Me gustan también las miniaturas, trato que el mundo que rodea a los personajes de los cuentos que ilustro, les guste lo mismo que a mí y esto me hace ir siempre a los detalles.
El arte de Chagall, Hundertwasser, los coloridos tapices y tejidos de pueblos indígenas de mi país, el cielo siempre celeste de mi cuidad natal, Quito, pueden estar presentes en mi paleta de colores. En Ecuador no contamos con largos períodos de invierno ni de nieve, el mundo blanco, no lo conocemos, vivimos prácticamente en una constante primavera, eso también da un enfoque sin que uno se lo proponga, de tonalidades fuertes en las ilustraciones.
Es difícil analizar mi identidad, pienso que estoy siempre en un proceso de búsqueda personal, rayando, garabateando y tratando también de crear mis propias historias.

Ángela Lago (Brasil) 
Te mando solamente tres preguntas que me hago.
1- ¿Identidad y estilo después de Picasso o de Gerhard Ritcher?
2- Identidad y el problema de la consciencia en la neurociência: ¿tenemos un yo?
3- ¿Identidad y la aldea de Tostoi después de la globalización?


Ciça Fittipaldi (Brasil) 
El concepto de “identidad” es muy retorcido. En Brasil solo puede ser pensado en términos plurales y enraizado en conflictos. Como si fuera una quimera, algo inalcanzable, un todo despedazado, descompuesto. Prefiero la idea de “identificación”, que se construye a partir de un origen común o de cosas compartidas o de profunda empatía por diferentes gentes, sistemas culturales, locales. 
 Mirar como si se estuviera en la mirada de otra persona, emprender una experiencia de conocimiento a partir de esta “otra mirada”, mueve mi sentido de percepción y creación. 
Freud consideraba la identificación “como la más remota expresión de un vinculo emocional con otra persona”. Así, pues, en la búsqueda de las formas artísticas también hay una ambivalencia central: objetos de amor como objetos de competición…y pienso que hay en mis procesos mentales y expresivos-formales una constante negociación, o sea, las identificaciones no forman un todo, no son sistemas relacionales coherentes sino que las demandas son diversas, desordenadas, conflictivas. A veces estas demandas son imposibles de realizar en los planos concretos de un dibujo, una ilustración…pero quedan haciendo su trabajo intelectual y operan sobre los gestos y sobre la vida misma. 
Los aprendizajes que he adquirido de las expresiones indígenas cambiaron mis perspectivas de vida pues non tienen que ver tanto con lo que soy pero sí en lo que me puedo convertir. Tienen que ver con los modos de representación que abarcan tanto la tradición como la invención de la tradición. Así es que comparto la idea formulada por Stuart Hall de que las identidades son posiciones que los sujetos están obligados a asumir, aún sabiendo que son representaciones, que se sustentan a partir de una “falta”, a partir del lugar del otro. 
En el mundo globalizado, hay un efecto pluralizante, donde las identidades son posicionales y más políticas pero en mi trabajo me veo en situaciones en que las cosas son constantemente “traducidas” (y por lo tanto “traicionadas”). Cada imagen quiere transitar y trasportar sentidos y significados entre fronteras, habitando las diferencias, negociando entre ellas y produciendo algo híbrido. La sensación de pertenencia surge en el imaginario, en la fantasía o en el interior de un campo fantasmal, el cuento, la poesía. 
Así pues que gira el mundo y aún sueño que estoy en los brazos de la señora griega DONA UTOPIA que como mi abuela canta: no hay tal lugar, no hay tal lugar… 

Fernando Rossia
La identidad va dejándose ver en fragmentos dentro de la imagen. En mi caso yo creo que ese sello personal lo dejo evidente en la ambigüedad entre lo tierno y lo siniestro. Me gusta que convivan esas dos fibras emocionales tan chocantes entre si.Me gusta que mi trabajo requiera un esfuerzo en el espectador en desmenuzar esa lucha.
En muchas oportunidades pude descubrir que el estilo que tengo cuesta encasillarlo porque además, me gusta trabajar sondeando qué tan basta y profunda es la linea que divide un género tan marcado como la "ilustración" y la "obra de arte". O si algo es cómic o animación o libro de relato de cuento.
En mi experiencia cuando era niño, trabajé en un taller construyendo cajones de muertos y ese trabajo me enseñó sobre la importancia de la
teatralidad, la construcción de una imagen que sustente lo emotivo.
Y aunque cueste creerlo, trabajé en ese taller con la misma necesidad de jugar. Y esa forma de trabajar, jugando, es la que sigo practicando hoy.
























Javier Zabala (España)
Creo que cuando trabajamos sí tenemos en cuenta al menos nuestra identidad gráfica. El hecho de ser coherentes con nosotros mismos como artistas y con los trabajos anteriores nos importa y preocupa, pero obviamente siempre con los sentidos puestos en nuestra evolución futura que es natural en un trabajo artístico. En este sentido, quizás nos interese más lo que seremos o lo que podremos hacer que lo que ya hemos hecho.
Yo al menos, trabajo muy intuitivamente, y sólo soy capaz de comprender mi proceso creativo racionalizándolo a posteriori, una vez acabado el trabajo (la parte más intuitiva) y yendo hacia atrás, como en una especie de deconstrucción de mi mismo. La mente racional analiza a la mente intuitiva, pero casi siempre es esta última la que crea.
Sobre la identidad cultural, no tengo dudas de que está constantemente ahí cuando trabajamos. Somos lo que somos y hacemos lo que hacemos por lo que hemos vivido, pero también por la tradición cultural de la sociedad donde hemos nacido.
Aunque puede suceder que tengamos prejuicios a la hora de utilizar elementos de nuestra cultura porque no los consideremos interesantes, o porque otros recursos de otras sociedades nos interesen más o a veces nos deslumbren.
Recuerdo una interesante discusión con Gabriel Pacheco en México sobre este mismo tema. La discusión duró varios días y como estábamos impartiendo juntos un curso en ese momento, también los alumnos participaron en ella.
Yo, entonces, echaba de menos más presencia de la tradición cultural mexicana en las ilustraciones de los jóvenes ilustradores mexicanos (no así en la de los ilustradores más veteranos. Coincidió que había una exposición retrospectiva de los últimos 30 años de la ilustración mexicana y en los artistas de los años 80 y 90, si que se veía muy clara la influencia de su cultura.)
Creo que esto también tiene que ver con los clichés. Los alumnos del curso, del s. XXI asociaban la imaginería popular mexicana con el exceso de color etc, pero también la época prehispánica forma parte de la cultura popular de México y los colores tierras y azules de los frescos prehispánicos son de lo más apropiable, desde mi punto de vista, como referencia gráfica, por no hablar del alucinante color óxido de hierro de las piedras volcánicas que se ven por doquier, y tantas otras cosas de ese gran país….

















Rosana Faría (Venezuela)

La construcción de una identidad latinoamericana en los libros infantiles es un tema fundamental en mi trabajo, pero no con un sentido chauvinista, sino como parte absolutamente inherente a mi método de construcción de un discurso visual y a la limitada capacidad de imaginación que padezco.
El método que utilizo para ilustrar libros de autores latinoamericanos no es otro que el que aprendí en el Instituto de Diseño Neumann de Caracas, en donde nos enseñaron a ser comunicadores visuales al servicio de un público lector, al que debemos transmitir un concepto o una idea, de la manera mas comprensible y seductora posible, y apegados a la esencia misma del mensaje. De manera que el problema debe ser resuelto escudriñando las entrañas del mismo, lo que significa emprender un trabajo de investigación que inevitablemente me lleva a referentes localizados en donde vivo, este país al norte de Suramérica. O donde haya vivido el autor del texto.
Mi escasa imaginación me obliga a echar mano de esta herramienta, a la que aderezo con mi propia vivencia, mis recuerdos de infancia, las experiencias de mi maternidad, y por otra parte mi capacidad de captar la realidad a través de un dibujo agradable y no demasiado preciso, al que he forzado a través de técnicas diversas siempre analógicas, como la acuarela o el collage, buscando además un cromatismo que acompañe el discurso visual como la música acompaña la imagen cinematográfica. Creo que es de así que mi trabajo se empapa de esa identidad, inevitablemente.


martes, 26 de febrero de 2013

BIENVENIDA

Este Blog está dedicado a la Literatura Infantil, especialmente a los libros para niños que se producen en América Latina. Explorar algunas zonas que permitan revelar la riqueza y la especificidad de la impronta latinoamericana es una de las inquietudes que nos mueven a construir este espacio, además de dar a conocer autores, ilustradores y libros que consideramos especiales y representativos. Además de ofrecer artículos y opiniones de especialistas invitados, en este blog habrá un lugar permanente para mostrar el desarrollo de congresos y eventos importantes a nivel regional. ¿Quiénes están reflexionando sobre nuestra literatura infantil? ¿Sobre qué temas y perspectivas se valora la literatura infantil latinoamericana? ¿Qué rasgos y tendencias identifican la ilustración de libros para niños en esta geografía tan diversa y múltiple? Desde perspectivas oblicuas y temas inusuales intentaremos acercarnos a este universo, profundizando en el conocimiento de esta literatura, desde la crítica, desde la intuición y desde miradas compartidas.
A todos aquellos que nos leen, gracias por interesarse en este apasionante y siempre inesperado encuentro con la ficción, la estética y la cultura de la infancia.
Fanuel Díaz