Entre las citas obligadas en la feria de libros para niños de Bolonia no debe faltar la visita al stand de la Internationale Jugendbibliothek, donde cada año se presenta la selección de los White Ravens, que reúne los mejores libros en diferentes lenguas que han sido enviados a la Jugendbibliothek durante el año.
Esta lista que presenta “libros en más de 30 idiomas, ha ganado reconocimiento porque destaca las tendencias de la literatura infantil y juvenil en una escala internacional”. Este año, la selección de 250 libros incluye 16 de América Latina, distribuidos de la siguiente manera: 3 de Argentina, 5 de Brasil, 2 de Chile, 1 de Colombia, 4 de México y 1 de Venezuela.
En virtud de que nos interesa destacar la participación de América Latina en este catálogo, le pedimos a Jochen Weber responsable de la sección de lenguas romances de la Jugendbibliothek que compartiera con nosotros algunos comentarios que orienten a editores y creadores acerca de cómo se hace la selección y cuál es la visión que se tiene del sector editorial infantil latinoamericano.
Fanuel Hanán Díaz: Hola Jochen gracias por concedernos unos minutos para conversar con nosotros sobre la lista del White Ravens, coméntanos un poco cómo se lleva a cabo este proceso de selección.
Jochen Weber: En la Jugendbibliothek recibimos alrededor de 10 mil novedades al año. Uno de nuestros principales objetivos es conservar los libros para el público, por eso se catalogan y se conservan en nuestro acervo. Se realizan también muchas actividades alrededor de estos libros.
Entre las actividades más importante está esta lista de los White Ravens, que en realidad no se trata de un premio sino de una lista de libros que nos han parecido destacados. Los lectores de cada sección lingüística hacen su selección; la de este listado corresponde a los libros del 2011 y 2012.
Los libros tienen que ser originales, no traducciones. A veces se considera el hecho de que sea un texto ya escrito pero nuevamente editado o ilustrado, como es el caso del libro Árboles que reúne un texto de Benedetti con ilustraciones de Javier Zabala (Libros del Zorro Rojo, España) o el caso de Caperucita Roja que hace dialogar a un texto clásico de Gabriela Mistral con ilustraciones de Paloma Valdivia (Amanuta).
Fanuel Hanán Díaz: Y cuéntanos un poco ¿cuáles son los criterios que utilizan para esta selección, qué toman en cuenta para incluir estos libros?
Jochen Weber: Se toma en cuenta la calidad, de los textos y de las ilustraciones, pero también su sentido de innovación. Otro criterio tiene que ver con el estímulo editorial cuando se trata de editoriales nuevas. A veces hay editoriales muy pequeñas que no logran difundir sus libros fuera de su país y en este caso es una oportunidad. Nos fijamos en muchos aspectos, puede ser que sea un tema interesante o que el tratamiento se haga de una forma innovadora o que pueda interesar a lectores de otros países.
Fanuel Hanán Díaz: ¿Y cómo realizan la selección propiamente?
Jochen Weber: No tenemos un jurado, la selección cuenta con los lectores de cada sección. Yo, por ejemplo, no podría decir nada sobre el texto de un libro escrito en japonés. Es una forma de reunir los destacados de la colección en un año. Si tomamos en cuenta la cifra de libros que nos llegan, 250 títulos es una pequeña muestra, de allí su importancia. América Latina en el contexto iberoamericano tiene un mayor porcentaje, pues España tiene 9 títulos y Portugal 2.
Fanuel Hanán Díaz: Y podrías comentarnos, de acuerdo a tu visión, qué le falta a la literatura infantil latinoamericana o qué se le agradece. ¿Cómo se entra a un mercado europeo?
Jochen Weber: Te voy a responder desde el contexto alemán. Hay pocos formatos en el renglón editorial, no encajan con los deseos de las editoriales. En Alemania está interesados en novelas, por lo menos de 150 páginas, los editores consideran que tienen que ser libros de “peso”. Es más fácil entrar con novelistas en el mercado alemán. Luego de que se haya posicionado un novelista entonces es posible ser publicado en una antología, por ejemplo. De América Latina no llegan muchas novelas, de Argentina sí, quizás también de México. Acabo de reseñar una novela de Inés Garland, Piedra, papel o tijera, es una adulta que cuenta su niñez, se teje como un lazo invisible en el relato. Los críticos en Alemania están descubriendo esta novela. Las editoriales no presentan esta continuidad de publicar permanentemente autores latinoamericanos. Al editor alemán le falta paciencia, tienen que vender y si no lo venden no lo adquieren. Falta tiempo para desarrollar a un autor, cuando comienzan las novedades por ejemplos a los 3 o 6 meses las retiran del mercado. Al editor latinoamericano, por su parte, le falta tradición, no tienen mucha experiencia en vender derechos, cooperar con agentes literarios
Fanuel Hanán Díaz: ¿Y con respecto al álbum?
Jochen Weber: Este sector es notable, editoriales como el Fondo de Cultura Económica, Tecolote, Ekaré, Conaculta. Hay editoriales que se atreven más que los editores alemanes, proyectos que me parecen más arriesgados, que no sé si se vende. No es fácil llevar esos libros a Europa, para editoriales más pequeñas como Amanuta de Chile. A veces es difícil posicionar libros que tratan un tema latinoamericano, la cultura latinoamericana, la pobreza, la dictadura, los niños de la calles o indígenas en peligro de extinción, la naturaleza, la selva.. claro hay una imagen congelada de los años 80 de lo que es Latinoamérica. Creo que es interesante explorar sobre eso, pues también ocurre lo mismo con la idea que se tiene de otras literaturas, como las europeas. Ya no hay una distinción de lo que es puro en una cultura, por ejemplo vemos que en Brasil algunos libros incluyen elementos japoneses, porque hubo una importante inmigración japonesa que dejó sus huellas. No me atrevería de decir que un libro es típicamente latinoamericano por algo en específico, nosotros recomendamos un libro porque es bueno, no porque es latinoamericano o mexicano.